Caldo de gallina vieja

El caldo de gallina vieja... resucita a un muerto.
Una explosión de olores inunda las calles: si bien huele, mejor sabe. Te sientas ante el plato y comes y comes y comes... aunque te achicharres la boca. Y, desde la cocina, escuchas la voz de tu bisabuela diciéndote: 'niño, niño, a soplá que no es robáo'.
Siempre se ha dicho que la gallina vieja es la que hace mejor caldo y, para las familias de antes, fue el caldo del consuelo pues, una vez que la pobre gallina ya no ponía huevos, les brindaba su carne para cocinar esta sabrosa receta. De este plato se derivan otros muchos que sirven para ilustrar la premisa del "aquí se aprovecha tó".
Elaboración:
Enjuagamos y limpiamos los huesos y el costillar. Ponemos en una olla la gallina, los huesos y el costillar depurados de toda sal. Cubrimos de agua y dejamos dar un hervor durante 10 o 15 minutos hasta que el caldo empiece a ponerse blanco y, de seguido, le quitamos la capa de espuma que suelta. Añadimos la media cebolla, las papas y las zanahorias peladas y enteras. Dejamos hervir unas 2 o 3 horas a fuego medio-bajo. También se le añade la sal que necesite a última hora. Una vez que el caldo está hecho, sacamos la gallina y desmenuzamos la carne. A la hora de emplatar, se trocean las papas y la zanahoria y se añaden 2 o 3 rebanaditas de pan moreno y un rebujón de hierbabuena. Finalmente, sobre este rico fondo, se vierte el caldo bien caliente.
Ingredientes:
- una gallina vieja limpia
- cuatro papas medianas
- media cebolla pequeña
- dos zanahorias
- dos huesos saláos
- media costilla salada
- agua y sal
- hierbabuena
- ocho rebanadas finitas de pan moreno asentáo